iPhone contra QE: el triunfo de Solow sobre Malthus

¿Necesitamos un ejemplo (otro más) de lo poco que significan las estadísticas? Bien, aquí va una sugerencia: el lanzamiento del iPhone 5, que fue anunciado el martes, va a hacer más por el crecimiento de EEUU que la nueva ronda de relajación cuantitativa de la Reserva Federal, que fue decidida el jueves.

La decisión de la Fed supone la tercera vez desde enero de 2009 que el banco central estadounidense va a inyectar liquidez a lo bruto en la economía. Es lo que se llama relajación cuantitativa. De ahí viene lo de QE3, un nombre que a los angloparlantes les hace mucha gracia porque el QE2 es el transatlántico Queen Elizabeth 2 (y un disco de Mike Oldfield).

Esta vez, sin embargo, el banco central de EEUU está lanzando una QE eterna, porque ya ha dicho que la operación no tendrá límites. Su objetivo es relanzar el empleo, ya que la Fed tiene desde 1977 la misión de buscar pleno empleo. Es algo que comparte con otros bancos centrales (por ejemplo el de Australia), pero que el BCE, modelado a imagen y semejanza del Bundesbank, no sigue: aquí, el único objetivo es mantener la estabilidad de precios.

Eso complica la política de la Reserva Federal, dado que buscar pleno empleo e inflación moderada es como cuadrar el círculo. Y para comprobarlo está este juego online de la Fed de San Francisco en el que el jugador es el Comité del Mercado Abierto, o sea, el organismo que fija los tipos de interés.

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Algunos, como Raghuram Rajan, ex economista jefe del FMI y profesor de la Universidad de Chicago, creen que genera una excesiva dependencia en el banco central de EEUU. En su opinión (magistralmente presentada en el capítulo cuarto de su libro Grietas del sistema), la falta de un Estado del Bienestar en EEUU hace que la Fed tenga que bombear dinero masivamente para evitar situaciones de pobreza extrema en ese país.

A su vez, eso genera burbujas financieras. Claro que en el fondo el problema es más complejo. Los bancos centrales no son organismos democráticos. Al contrario. Y pueden tomar decisiones mucho más rápido que los Gobiernos. Eso se nota en EEUU, donde en particular los republicanos llevan dos años bloqueando absolutamente todas las iniciativas de Obama. Y en Europa, donde Alemania parece decidida a hacernos comer a todos austeridad (la que ella practica de forma selectiva) aunque nos atragantemos.

Así que el impacto de los 30.000 millones de euros que el banco central de EEUU va a crear de aquí hasta que se canse es incierto.

No así el iPhone

Eso es lo que parece indicar un par de análisis del mayor banco de EEUU, JP Morgan. Aunque esos estudios también indican que las estadísticas son algo que no refleja la realidad necesariamente.

El primer estudio señala que el iPhone 5 puede hacer que el PIB de EEUU suba en este cuarto trimestre en un 0,33% anualizado. Eso es más que lo que la Fed puede soñar. Las claves son las siguientes: supongamos que se venden 8 millones de unidades del teléfono en octubre, noviembre y diciembre. Cada iPhone 5 cuesta 600 dólares (456 euros).

En realidad, valen menos, porque mucha gente puede acceder al nuevo producto de Apple a un precio mucho más barato dependiendo del contrato que tenga con su telefónica (yo, concretamente, espero ser elegible para hacerme con un iPhone 5 por unos 250 dólares en julio de 2013). Pero el valor del teléfono es 600 dólares, y así lo computan las estadísticas oficiales. Los 350 dólares de diferencia corren a cuenta de las telefónicas, que asumen esas pérdidas porque estos teléfonos aumentan el uso de sus redes y, por tanto, sus ingresos.

Alrededor de 200 dólares del iPhone 5 serán importados. O sea:preparémonos para un aumento del déficit comercial de EEUU que, a su vez, resta del PIB. Quedan 400 dólares, que por 8 millones de unidades son 3.200 millones. Ahora bien, EEUU mide su PIB trimestral anualizado. ¿Qué quiere decir eso? Que proyecta el crecimiento de un trimestre a todo el año. Más o menos, que lo multiplica por 4. Así que ya estamos en 12.800 millones.

Eso no es todo. EEUU usa precios hedónicos. O sea: mide las mejoras de calidad de los bienes y servicios. Es una medida controvertida, que según los críticos reduce artificialmente la inflación. Otros países, incluyendo España, lo utilizan, pero Estados Unidos ha sido pionero y, según algunos, lo ha llevado al extremo.

El iPhone 5, al ser (se supone) de mejor calidad, podría tirar a la baja de la inflación, con lo que todavía podría suponer más ayuda para el PIB. En todo caso, JP Morgan afirma que el iPhone 4S, lanzado el año pasado, empujó el PIB anualizado entre 1 y 2 décimas.

¡Y hay más! JP Morgan prevé que la demanda del iPhone 5 tire al laza de los proveedores, en su mayor parte asiáticos, de Apple, incluyendo al archirrival de esa empresa, la coreana Samsung, que también suministra componentes para el teléfono de la empresa estadounidense. También estima que puede ser un elemento decisivo para el desarrollo de la tecnología 4G en EEUU.

Así, el iPhone 5 podría hacer más por la economía de EEUU que la QE3. Es, a fin de cuentas, el triunfo de Robert Solow, el economista neoclásico que ganó el Premio Nobel por su modelo de crecimiento, que enfatiza que el desarrollo tecnológico puede seguir manteniendo el crecimiento económico aunque los recursos naturales dejen de crecer. Justo lo contrario de Thomas Malthus.

Aunque eso no quiere decir que las recetas de Solow sean fáciles. Por ejemplo, para España él recomienda una reducción de los salarios. O eso, o inventamos el iPhone 6.